Tengamos en cuenta que la figura de la monarquía, si bien nunca ha
sido capaz de engañar a un buen sector de la población desde que
nos vendieron la supuesta transición, sí que ha sufrido un rápido
deterioro de cara a los sectores populares que nunca antes había
participado activamente en el movimiento republicano.
En
los últimos años, la Casa Real parece querer precipitarse al
abismo, y proporciona más argumentos que nunca a sus detractores. Es
una institución inconsciente y alejada de la dura realidad que se
vive en el Estado español, donde la pobreza azota implacablemente a
la clase obrera y la miseria se va generalizando.
Reclamar
la República es un hecho de pura coherencia para quien sabe que
pertenece a la clase obrera. Es evidente que la monarquía es una
herencia franquista y que hoy en día sólo se dedica a dar
legitimidad a una falsa democracia contraria a las trabajadoras y
trabajadores. Nunca ha tenido legitimidad de cara al pueblo
trabajador, pues la Corona fue gestada por los que durante medio
siglo asesinaron a la clase obrera del Estado español.
Ahora
bien, ¿es la monarquía un paso indispensable y definitivo para
acabar con los problemas de las y los trabajadores y de las clases
populares? Que no nos engañen. Nuestros problemas tienen un origen
común y radical: el Capitalismo, que en su etapa de crisis
estructural recurre a la explotación laboral desmedida, a la
represión intensa sistemática y a satisfacer las necesidades de la
burguesía.
De nada nos sirve una República donde la burguesía pueda seguir haciéndose con el control de nuestros servicios públicos, de nuestros medios de comunicación y que prosiga con la caza de brujas que han emprendido contra el proletariado consciente. De nada nos sirve una República donde no se respeten el derecho de autodeterminación de los pueblos trabajadores que conviven con nosotros en el Estado español.
Otra
cosa tenemos clara: la lucha del pueblo trabajador, para su completa
emancipación y liberación del yugo capitalista, enemigo definitivo
de todos los pueblos del mundo, ha de luchar unido y con constancia
diaria. De nada han servido las concentraciones espontáneas o
indeterminadas para hacer y deshacer constituciones como el que
escribe una carta a la sección erratas de un periódico, y estamos
convencidos que ellos van a defender sus privilegios con la misma
fiereza encarnizada con la que deberíamos nosotros defender nuestros
derechos. Y es por esa histórica labor por la que no podemos
quedarnos indefinidamente en una plaza escribiendo un documento que
nadie va a leer. ¿Cómo podemos pretender que nuestro enemigo nos
haga concesiones gratuitas?
El
Bloque Joven de Valdemoro dice sí a la República, pero sólo si
esta es Obrera, Anticapitalista y Confederada. Usemos la movilización
para mover conciencias, para ir más allá de la figura decrépita
del Rey y ver cara a cara a nuestro verdadero enemigo.
¡¡Tenemos
mucho trabajo que hacer
para avanzar hacia esa República
de los
trabajadores y trabajadoras!!
REPÚBLICA
SÍ, PERO...
¡¡DE PODER OBRERO Y CONFEDERAL!!
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