Querían que nos acordásemos de ellos esta Semana Santa. Por eso se emplearon a fondo a finales de marzo, dando inicio a la operación Puma , la caza de brujas tras la derrota policial el 22M, que puede guardar muchas similitudes con las operaciones policiales del franquismo. La reacción del sistema tampoco se hizo esperar en las universidades, bien lo saben los más de 50 estudiantes en lucha por la Educación Pública que fueron detenidos en una asamblea en el Rectorado, lo que fue posible gracias al servilismo del Rector hacia los poderes fácticos.
Son detenciones políticas, el intento de la clase dominante que controla el poder, de aplastar a la juventud organizada, poniendo a nuestras compañeras y compañeros frente a un tribunal que les hablará de cárcel y que les va a juzgar por pensar y actuar en consecuencia.
En esta lucha sin cuartel contra la respuesta popular organizada, la reacción se extiende como un virus entre las diferentes instituciones, como los actuales gestores de los centros universitarios, siempre colaboracionistas con las políticas de desmantelamiento de la Universidad Pública y que, una vez más, cierran filas en torno a nuestros explotadores, permitiendo el paso de los antidisturbios a las instalaciones que usamos las y los estudiantes, dejándoles vía libre para reprimir al estudiantado en su propio centro de trabajo. O, como en el caso de Alicante, que viendo el gran seguimiento que tuvo la huelga de estudiantes de marzo en dicha universidad, amenazaron con la expulsión a más de 200 estudiantes que habían participado en los piquetes del día 26 y 27 de marzo.
Tienen que cortar de raíz los intentos de rebelión, por eso no escatiman en gastos a la hora de financiar los canales de extrema derecha de la TDT, cuya tertulias se han convertido en el cuartel general de la opinión cavernaria y de criminalización de la lucha popular, creando y alimentando la imagen de que el enemigo público número uno de nuestra sociedad son los mismos que llevan años saliendo a la calle para defender los derechos de todas y todos, así pueden justificar la caza de brujas en nuestros barrios y universidades.
Desde el BJV condenamos firmemente dichas actuaciones policiales, que no responden más que a una razón política: acabar con la juventud que se ha organizado para plantarles cara.
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